¿Por dónde empezamos?
Reconocemos que muchos estudiantes comienzan su búsqueda de información en la internet. Por lo tanto, aprendamos a determinar si la información es creíble para nuestra investigación.
En primer lugar, revisa la fuente:
¿Será confiable este recurso? ¿Cómo lo sabes?
¿Por qué es bueno que comiences la búsqueda en la internet? ¡Te familiarizarás con el tema!
Las siguientes preguntas nos ayudarán a verificar la confiabilidad de una fuente de información:
¿Cómo aplica esta fuente de información a su investigación?
Relevancia
¿Qué relación guarda con su tesis o tema para el trabajo?
Alcance
¿Cuán a fondo explora el tema?
¿Quién/quiénes es/son el autor/los autores?
¿Por qué es considerada una autoridad en el tema?
¿Cuál es el objetivo de este documento? ¿Trata de persuadir o informar a la lectora? ¿Qué datos, hechos o pruebas utiliza para respaldar sus conclusiones?
¿Cuándo fue escrito? ¿Afecta la fecha de publicación su relevancia para el trabajo?
En el caso de los estudios bíblicos, debemos recordar que en su mayoría trabajamos con fuentes secundarias que traducen, comentan o interpretan los textos existentes del hebreo, griego, arameo y latín.
Por ejemplo:
¿Qué determina la validez de una fuente informativa?
Relevancia o pertinencia: ¿Trata la fuente el tema que seleccionó para su investigación?
Alcance: ¿Cuán a fondo o superficialmente discute su tema?
Actualidad: ¿Cuándo fue escrita/recopilada/grabada esa fuente? ¿Cuán relevante es para el tema hoy?
Confiabilidad y validez: ¿Quién es el autor o la autora? ¿Tiene autoridad para hablar sobre el tema? ¿Qué le confiere esa autoridad (preparación académica, experiencia en el campo, etc.)? ¿Se trata de una fuente académica verificada por pares, es decir, expertos en el campo?
Punto de vista: Informativo versus persuasivo. ¿Cuál es la intención de este documento? ¿Trata de persuadirle acerca del tema? ¿Cuán objetivo o imparcial es el documento?